sábado, 17 de abril de 2010

OKIES



  • En la década de 1930 hasta mediados de los años treinta, durante la época de la sequia, un gran número de los agricultores huyen del desastre ecológico y la  Gran Depresión emigrando de las  regiones de las grnades planicies y el suroeste de California . La mayoria  de los inmigrantesvenian de Oklahoma , Y un total de aproximadamente el 15% de la población de Oklahoma a California.[cita requerida]


  • Ben Reddick, Un periodista free-lance y editor de la tarde Paso Robles prensa diaria, se le atribuye la primera utilización del término Oakie, a mediados de la década de 1930, para identificar a trabajadores agrícolas migrantes. Se dio cuenta de "OK" abreviación (de Oklahoma) en muchos de los migrantes placas y se refirió a ellos en su artículo como "Oakies". California comenzó a llamar a todos los migrantes con ese nombre, a pesar de que muchos recién llegados no eran en realidad ciudadanos de Oklahoma.


  • Muchos residentes de la Costa Occidental y algunos escritores utilizan por motivos políticos "Okie" para desprestigiar a estos pobres, blancos (incluidos los de la mezcla Indio Americano ascendencia, el mayor grupo tribal que se Cherokees), los trabajadores migrantes y sus familias. El término se hizo conocido a nivel nacional por John Steinbeck'S novela Las uvas de la ira.


  • Will Rogers, Una famosa estrella de cine con raíces de Oklahoma comentó en broma que el movimiento de Oklahoma Oklahoma a California aumentó la inteligencia promedio de ambos estados.

2 comentarios:

  1. Me llamó poderosamente la atención el mote de Okies, que se les otorga a los afectados (in) emigrantes que llegan procedentes de Oklahoma, reconociendo de esta forma mi total ignorancia sobre temas de emigración/inmigración dentro de fronteras de los EEUU, que felizmente están siendo en parte, dilucidados con el fantástico libro que estamos leyendo.
    Siempre es preocupante el uso de estos descalificativos, porque tienen como misión específica, el denigrar al recién llegado, a rebajarlo y por consiguiente a someterlo.
    Tiene y es sabido, dos connotaciones, una es el temor a lo desconocido y la otra una muy clara y clasista manifestación social (careces de recursos, por lo tanto sos menos).

    También hay que resaltar una cosa, muchas veces se suelen usar estos apelativos en forma de modismos y es ahí cuando carecen de específica maldad, por ejemplo cuando se refieren a determinados sectores laborales, "camata", "segurata", que aunque no sean gentilicios propiamente dichos, hacen mención a un grupo determinado y muchisima gente lo ha incorporado a su lenguaje, sin intenciones manifiestas.

    Buscando un poco por la red, me encontré con esta nota en la que al término, adjunto la fuente, está muy ilustrativo (el artículo completo) ya que pone muchos ejemplos.





    Sobre gentilicios xenófogos y coloquiales


    El tribalismo de los seres humanos ha multiplicado las formas de insultar, menospreciar o simplemente mentar jocosamente al habitante de otras ciudades, regiones o países, creando con abundancia y capilaridad a escala de país, región, ciudad, villa, incluso barrio, gentilicios denigratorios que sustituyen a los oficiales.

    Para la creación de estos apelativos es suficiente la mera vecindad: es raro que los habitantes de dos países fronterizos no se apliquen mutuamente denominaciones que sustituyen al gentilicio natural, aventajándolo en intención y expresividad; frecuentemente vecindades entre villas, ciudades o regiones también generan estos epítetos.

    La emigración, particularmente la motivada por necesidades económicas, ha generado los epítetos más despectivos, frecuentemente crueles, para aludir al recién llegado, al que suele acusarse con generalidad de perjudicar al nativo al obligarle a compartir recursos o trabajo, y difamarlo achacándole inseguridad ciudadana, problemas de salubridad, o cualquier otra lacra que necesite culpable, asociando todo ello al gentilicio xenófobo. Por supuesto, la conquista o invasión también suele deparar al recien llegado calificativos poco amables.

    Frecuentemente, los gentilicios xenófobos nacidos con objetivo denigratorio van perdiendo fuerza con el tiempo y el uso, conforme los extranjeros rechazados se integran en la sociedad o a medida que las relaciones entre regiones vecinas se pacifican. Las propias víctimas tienden a adoptarlos con buen humor, desactivando su poder insultante al reaccionar con indiferencia. Algunas de estas palabras, aunque no es lo mas frecuente, nacen ya sin intención insultante, como apelativos coloquiales.

    Fuente: http://enciclopedia.us.es/index.php/Gentilicios_xenófobos_y_coloquiales


    Un abrazo

    Jorge-

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  2. Si Las uvas de la ira (escrita en 1939) es la obra del Nobel norteamericano que mejor encarna su preocupación social, Los vagabundos de la cosecha se puede considerar su versión en miniatura. Estos reportajes, escritos con un estilo desnudo y claro, permiten mirar a "Las uvas..." como a algo más que una novela. Ponen en evidencia que Steinbeck bebió directamente, no tan sólo de su propia experiencia (fue recolector de fruta en su juventud), sino de los personajes y los casos reales que conoció para escribir estos textos, que son periodísticos sin perder por ello el aliento de la buena literatura. El que había de ganar el Nobel en 1962 ya conocía el sabor del éxito tras la aparición de Tortilla Flat, en 1935. Y en 1936, poco antes de elaborar los reportajes, publicó En lucha incierta, en la que relataba una huelga de jornaleros en una granja de California.

    El Tom Joad protagonista
    de Las uvas de la ira (por siempre asociado al rostro atormentado de Henry Fonda en la película de John Ford de 1940) pudo ser cualquiera (o una mezcla de varios) de aquellos miles de inmigrantes de Oklahoma Kansas o Tejas, conocidos como okies, que perdieron sus granjas por la presión combinada de la Gran Depresión, las catastróficas tormentas de polvo que destruyeron las tierras de cultivo y la voracidad de los bancos. Steinbeck los conoció mientras se documentaba para sus reportajes con la ayuda de Tom Collins, director de un campamento de acogida (inspirador claro del Jim Rawley de Las uvas...) en el que se trataba a estos "vagabundos de la cosecha" como a seres humanos. Más allá de sus límites, los okies eran considerados como sucias e ignorantes bestias de carga de las que no se podía prescindir pero a las que se despreciaba y maltrataba impunemente.

    California, el paraíso de fruta y miel, la tierra prometida para aquellos desheredados había sido ya el destino de miles de inmigrantes chinos, filipinos y mexicanos a los que se explotó sin piedad y a los se terminó expulsando cuando empezaron a dar muestras de rebelarse o, si no tanto, de querer organizarse para defender sus derechos.

    Era fácil mirar para otro lado cuando las víctimas no eran norteamericanos de pura cepa. Pero ser blancos y ciudadanos de Estados Unidos no salvó a los okies, que también tuvieron que soportar salarios de miseria, condiciones infrahumanas de vida, odio y marginación. Eso fue lo que Steinbeck puso por escrito, en reportaje y novela, y lo que Woody Guthrie cantó, después de subirse con su guitarra al techo de un tren rumbo a California.

    Los vagabundos de la cosecha se completa con una serie de fotografías de época, la mayoría de ellas de Dorothea Lange (1895-1960), contratada especialmente por una agencia del Gobierno para plasmar en imágenes ese éxodo sin precedentes. Muestran campamentos improvisados, camionetas destartaladas, grupos familiares y escenas cotidianas de un dramatismo fuera de lo común. La imagen que tituló Madre emigrante se convirtió en símbolo de la Gran Depresión.

    Como señala Eduardo Jordá al final de su prólogo, al leer los reportajes de Los vagabundos de la cosecha, escritos hace 70 años, "una cara flaca y oscura se apodera de nosotros. El fantasma de Tom Joad no ha abandonado esta tierra".

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